La mujer puritana admite su gusto por los juguetes sexuales de plástico
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La vida de represión es difícil, con la abstinencia sexual puede ser intolerable En este caso, una monja nos relata su mayor pecado: el uso de consoladores como sustituto del sexo La vemos preparando y disfrutando con su juguete, indulgiéndose en placer hasta remover todo lo que le inhibe Observen qué atractiva se ve la monja, sus pechos asomándose y su naturaleza lujuriosa debajo de su hábito discreto