El mal ha irrumpido en el recinto sagrado

Sí, en efecto, la seducción ha llegado al monasterio de la mano de un joven atractivo y con una erección bien firme, dispuesto a satisfacer a las dos monjas que lo cuidan Entre la vergüenza y la excitación, las dos mujeres religiosas se dan cuenta de que tiene el pene al descubierto y la más valiente de ellas se apresura a masturbarlo, la otra se une y en poco tiempo lo tienen dentro de ellas, que, por cierto, están muy limpias y sedientas a pesar de ser monjas de clausura Ambas disfrutan del manjar de semen con deleite, ahora solo les queda dar explicaciones al Santo Padre