Monique Alexander brindando masajes manuales a los clientes del centro de bienestar

En el establecimiento de belleza, han contratado a Monique Alexander como terapeuta de masajes, pero su jefe desconoce lo traviesa que puede llegar a ser esta mujer Ella ha llevado consigo su propia camilla, en la cual ha creado un agujero para el deleite de los clientes masculinos Aprovechando los descuidos del jefe, Monique se desliza debajo de la camilla para complacer a aquellos clientes con tamaños generosos, añadiendo un extra a su servicio Sin embargo, uno de los clientes deseaba más que un simple final feliz con las manos y decidió tomar a Monique por sorpresa para tener un encuentro intenso, a pesar de las potenciales consecuencias en su espalda