Relájate, esto no está mal
La estudiante estaba en una etapa donde quería experimentar con todo lo relacionado con el sexo, algo común a su edad A pesar de rezar antes de dormir cada noche, esa vez le resultaba difícil conciliar el sueño Decidió masturbarse para intentar dormirse, una táctica que resultó eficaz Sin embargo, al usar un juguete en una zona inusual, se cuestionó si estaba cometiendo un pecado Al día siguiente, buscó al sacerdote para confesarse, pero la conversación tomó un giro inesperado cuando este le indicó que el sexo anal no era un pecado y sugirió tener relaciones sexuales La joven, quien nunca había practicado el sexo anal, provocó que el sacerdote se excitara A pesar de comenzar con la penetración buceta, finalmente terminaron teniendo relaciones anales, demostrando que era algo natural y que no tenía por qué sentir remordimientos